Esta semana pasada, en el afán de poner en marcha los buques napoleónicos que tengo pintados, hemos preparado una prueba de nuestro reglamento Con diez cañones por banda, de la cual haré una breve reseña.
Con diez cañones... cuenta como principal característica que el movimiento de los barcos se hace simultáneo, es decir, los capitanes apuntan las maniobras que realizarán y, una vez lo han hecho todos, se ejecutan los movimientos a la vez. Ello le da una incertidumbre muy interesante a cada turno, ya que no sabes lo que va a hacer el contrario hasta que ves su maniobra.
Otro detalle es que la velocidad del buque se estipula según esté respecto al viento. Con el viento por las aletas de babor y estribor (es decir, por las diagonales de la parte trasera), el barco alcanza su máxima velocidad; si el viento sopla por la popa (la parte trasera) la velocidad disminuye un tanto, ya que las velas no pueden aprovechar de modo óptimo la fuerza eólica. Otras posibilidades son que sople por babor o estribor, disminuyendo la velocidad o por la proa, deteniéndose el barco. En fin, detalles elementales pero que dan un buen gusto cuando se juega
Anteriormente estuvimos probando el reglamento Master & Commander, de Capitán games, que a mi personalmente me gustó mucho, aunque me gustaría jugar un poco más y ver si se le pule algún detalle que no me quedó muy claro, pero creo que entre uno y otro al final podré botar mis barcos con algo sólido como para poder ofrecer una batalla para el club.
Para esta prueba pusimos dos buques españoles, el Santa Ana y el Bahama, contra dos británicos, el H.M.S. Britannia y el H.M.S. Minotaur, de 1ª y 3ª clase, es decir, de más de 100 cañones y de 74 cañones.
El combate favoreció en principio al Santa Ana y al Bahama quienes, con unas estupendas tiradas de dados consiguieron cañonear con éxito a los casacones, como diría Pérez Galdós, y manteniendo una línea de combate estable. Por su parte los británicos se dividían para conseguir encontrar la popa de alguno de los españoles y cañonearlos.
Tras unas cuantas maniobras, el Britannia caía entre los dos fuegos de los españoles, que le dispararon por babor y estribor, aunque con pobre éxito, mientras que el británico se defendía con saña y mostraba la mayor calidad de su tripulación, causando serios daños a los atrevidos españoles. Mientras tanto, el Minotaur conseguía ponerse a la popa del Bahama, disparándole a placer destruyendo gran parte de su velamen y reduciendo drásticamente la capacidad de maniobra del español.
El encuentro concluía con una victoria inglesa, aunque no había resultado gratuita, ya que uno de sus buques había resultado severamente dañado. La prueba resultó muy bien, intensa por lo de la incertidumbre del movimiento y me da que pensar que quizá pronto podamos ofrecer una batalla o escenario más interesante, con un jugador por cada barco, que es lo que le dará verdadero interés a la batalla.
¡¡Es lo que tiene el verano, que apetece irse al mar!!
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Krusty