Este pasado fin de semana, del 28 al 29 de junio se celebraron en Alcoy (Alicante) las VI Jornadas de Simulación Histórica, en las que el Club Estandarte participó ofreciendo la simulación de la batalla de Waterloo.
Han sido un par de días de intensa actividad en el mundillo del wargame en la zona, pudiendose ver los torneos del nuevo Fields of Glory (la versión mejorada del DBM, según tengo entendido) y de Flames of War, el juego que parece estar triunfando, ambientado en la Segunda Guerra Mundial. Además, acudieron a la cita establecimientos como La Flecha Negra, Quimera, o Escenografía Epsilon, que fueron foco de atención para los numerosos participantes de las jornadas. Un nuevo éxito para unas jornadas que pueden convertirse en referente de nuestra actividad en la provincia de Alicante y quizá a nivel nacional.
Por lo que a nosotros respecta, ese fin de semana recreamos, como dijimos, Waterloo, en el mejor de los ambientes, con el árbitro nervioso desde primera hora de la mañana, pero dispuesto, y los contrincantes listos para comenzar. Tras montar el tablero y la escenografía, comenzamos con la batalla. Mi visión de ésta podría ser la siguiente...
Buuuueeeno. Siempre es complicado describir una derrota, pero en este caso lo es más, ya que realmente fue una derrota aplastante para los que llevábamos a los ingleses y aliados. En otras ocasiones hemos llevado a cabo otras simulaciones en las que ambos bandos han tenido oportunidades de obtener la victoria y finalmente han sido derrotados. No ha sido este el caso, ya que la victoria se decantó casi desde el principio por el bando francés. ¿Qué pasó?. Pues bien, vamos a ver si lo puedo resumir un poco.
En primer lugar, nuestro planteamiento de la batalla fue diametralmente opuesto al que ofrecieron los franceses. Pensábamos que el principal ataque vendría sobre el flanco de los belgas, donde estaba el Príncipe de Orange, con las tropas más débiles, en nuestro flanco izquierdo, mientras que pensábamos que cualquier ataque sobre Hougomont, en nuestro flanco derecho, podía ser una finta o maniobra de distracción. Por si acaso, habíamos planteado que nuestro centro pudiese pivotar bien a la izquierda, bien a la derecha para auxiliar a uno u otro, en caso de que hubiese un ataque más fuerte sobre el sector de Hougomont. Hasta ahí todo iba bien. Hasta que llegó el despliegue francés. El grueso de su ejército, Grande Baterie incluida se encontraba situado frente a Hougomont. ¡Nos habían pillado!. Aún así comenzamos a maniobrar para conjurar el peligro que se nos venía encima.
Los franceses por su lado, ejecutaron con maestría su plan. Acercaron las baterías pesadas a Hougomont y, sencillamente, machacaron a los defensores sin piedad. A partir de ahí, comenzaron a subir la colina y acorralar a los ingleses. Hasta ahí, todo normal. Podíamos haber neutralizado o al menos retrasado el avance francés, estábamos en disposición de ello. Sin embargo hubo una tónica reinante a lo largo de la batalla y que la marcó completamente, y ésta fue la adversa suerte de las armas aliadas. No me gusta achacar una derrota o una victoria a la suerte, sin embargo creo que en esta ocasión fue así en gran medida. Fallos hubieron. Nosotros los cometimos y ellos también. No llegamos a reaccionar con precisión y proteger con infantería a las batería que se retiraban por la colina, por poner un ejemplo, aunque también los franceses avanzaron las baterías cubiertas tan sólo por infantería ligera, con dos líneas de caballería frente a ellos, lo que me permitió neutralizar a la infantería con unos escuadrones de caballería, mientras los otros atacaban a las baterías, lo que podía haber sido un desastre para ellos. Sin embargo ni los ataques tuvieron éxito a lo largo de toda la batalla, ni los disparos de fusilería ni artillería consiguieron hacer mella en los franceses, que avanzaban inexorables. Tampoco las iniciativas estuvieron niveladas, ya que de 19 turnos que duró la simulación, en tan sólo 3 ocasiones tuvimos la iniciativa, lo que nos hizo ir a remolque de los que hiciesen las tropas de Napoleón. En definitiva, un desastre. La llegada de las fuerzas prusianas no consiguió en modo alguno arreglar la situación, terriblemente deteriorada en todos los frentes, lo cual produjo finalmente que tuviésemos que admitir una desconsoladora y abrumadora derrota. ¡Parece ser que Europa sería dominada por Napoleón al fin y al cabo!
Bueno, mi más sincera enhorabuena a los vencedores por su buena labor en ataque, que supieron muy bien aprovechar.
Os dejo unas fotos de la batalla en la que tanto sufrimos...
Han sido un par de días de intensa actividad en el mundillo del wargame en la zona, pudiendose ver los torneos del nuevo Fields of Glory (la versión mejorada del DBM, según tengo entendido) y de Flames of War, el juego que parece estar triunfando, ambientado en la Segunda Guerra Mundial. Además, acudieron a la cita establecimientos como La Flecha Negra, Quimera, o Escenografía Epsilon, que fueron foco de atención para los numerosos participantes de las jornadas. Un nuevo éxito para unas jornadas que pueden convertirse en referente de nuestra actividad en la provincia de Alicante y quizá a nivel nacional.
Por lo que a nosotros respecta, ese fin de semana recreamos, como dijimos, Waterloo, en el mejor de los ambientes, con el árbitro nervioso desde primera hora de la mañana, pero dispuesto, y los contrincantes listos para comenzar. Tras montar el tablero y la escenografía, comenzamos con la batalla. Mi visión de ésta podría ser la siguiente...
Buuuueeeno. Siempre es complicado describir una derrota, pero en este caso lo es más, ya que realmente fue una derrota aplastante para los que llevábamos a los ingleses y aliados. En otras ocasiones hemos llevado a cabo otras simulaciones en las que ambos bandos han tenido oportunidades de obtener la victoria y finalmente han sido derrotados. No ha sido este el caso, ya que la victoria se decantó casi desde el principio por el bando francés. ¿Qué pasó?. Pues bien, vamos a ver si lo puedo resumir un poco.
En primer lugar, nuestro planteamiento de la batalla fue diametralmente opuesto al que ofrecieron los franceses. Pensábamos que el principal ataque vendría sobre el flanco de los belgas, donde estaba el Príncipe de Orange, con las tropas más débiles, en nuestro flanco izquierdo, mientras que pensábamos que cualquier ataque sobre Hougomont, en nuestro flanco derecho, podía ser una finta o maniobra de distracción. Por si acaso, habíamos planteado que nuestro centro pudiese pivotar bien a la izquierda, bien a la derecha para auxiliar a uno u otro, en caso de que hubiese un ataque más fuerte sobre el sector de Hougomont. Hasta ahí todo iba bien. Hasta que llegó el despliegue francés. El grueso de su ejército, Grande Baterie incluida se encontraba situado frente a Hougomont. ¡Nos habían pillado!. Aún así comenzamos a maniobrar para conjurar el peligro que se nos venía encima.
Los franceses por su lado, ejecutaron con maestría su plan. Acercaron las baterías pesadas a Hougomont y, sencillamente, machacaron a los defensores sin piedad. A partir de ahí, comenzaron a subir la colina y acorralar a los ingleses. Hasta ahí, todo normal. Podíamos haber neutralizado o al menos retrasado el avance francés, estábamos en disposición de ello. Sin embargo hubo una tónica reinante a lo largo de la batalla y que la marcó completamente, y ésta fue la adversa suerte de las armas aliadas. No me gusta achacar una derrota o una victoria a la suerte, sin embargo creo que en esta ocasión fue así en gran medida. Fallos hubieron. Nosotros los cometimos y ellos también. No llegamos a reaccionar con precisión y proteger con infantería a las batería que se retiraban por la colina, por poner un ejemplo, aunque también los franceses avanzaron las baterías cubiertas tan sólo por infantería ligera, con dos líneas de caballería frente a ellos, lo que me permitió neutralizar a la infantería con unos escuadrones de caballería, mientras los otros atacaban a las baterías, lo que podía haber sido un desastre para ellos. Sin embargo ni los ataques tuvieron éxito a lo largo de toda la batalla, ni los disparos de fusilería ni artillería consiguieron hacer mella en los franceses, que avanzaban inexorables. Tampoco las iniciativas estuvieron niveladas, ya que de 19 turnos que duró la simulación, en tan sólo 3 ocasiones tuvimos la iniciativa, lo que nos hizo ir a remolque de los que hiciesen las tropas de Napoleón. En definitiva, un desastre. La llegada de las fuerzas prusianas no consiguió en modo alguno arreglar la situación, terriblemente deteriorada en todos los frentes, lo cual produjo finalmente que tuviésemos que admitir una desconsoladora y abrumadora derrota. ¡Parece ser que Europa sería dominada por Napoleón al fin y al cabo!
Bueno, mi más sincera enhorabuena a los vencedores por su buena labor en ataque, que supieron muy bien aprovechar.
Os dejo unas fotos de la batalla en la que tanto sufrimos...
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