Hace poco acabé el primer libro que escribió Arturo Pérez Reverte, publicado en 1986, "El húsar". Curiosamente todos los demás ya me los había leído y disfrutado pero éste todavía no lo tenía. Es un libro corto en el que el autor ya demuestra sus dotes para narrar magistralmente la vida de un soldado y el aire que se respira antes de una batalla, durante y despúes.
El final es descorazonador porque se nos muestra la cara más dura y cruel de la guerra: la sangre, la angustia por morir, las vísceras, el miedo, el recuerdo de los familiares, la sinrazón, la crueldad, etc. Reverte lo ha vuelto a hacer en novelas posteriores como "Trafalgar", "Un día de cólera" o en la serie de Alatriste, pero es en esta novela por primera vez donde aparece la cara descarnada de la guerra. El soldado que sobrevive a la batalla, cansado, con heridas, aturdido, desorientado, contento por haber sobrevivido, no piensa en la gloria de las acciones realizadas o en las consecuencias políticas que se derivan de la batalla, lo primero queda para los historiadores, lo segundo para los generales y políticos. El soldado sólo piensa en que ha sobrevivido una vez más. Y este pensamiento se repite desde el legionario romano hasta el soldado de la II Guerra Mundial.
Hace poco leí que los soldados noveles antes de la batalla sienten una especie de excitación y de euforia, como si se sintieran invencibles y ansiaran realizar una acción heroica, sentimiento que contrasta con el soldado veterano que se muestra callado y concentrado en sus pensamientos. Esta excitación que provocan los prolegómenos de una batalla, antes de entrar en acción, es muy bien descrita por Reverte en la figura del protagonista de la novela. Sin embargo después de la batalla, el protagonista ha sufrido una metamorfosis tal que sólo es capaz de pensar que ha sobrevivido y le importa un bledo saber quién ha ganado la batalla. Que nos sirva de lección.
Comentarios
Totalmente de acuerdo con el comentario del libro. Está claro que Pérez-Reverte supo aprovechar bien sus experiencias como corresponsal para ambientar sus diversas obras.
Por cierto, no se si te has leído "el club Dumas" pero en la misma hace un pequeño homenaje a los "wargameros" (él lo es) con su personaje de Lucas Corso. De hecho, le pone a jugar Waterloo con Napoleón, y consigue derrotar a Wellington. ¿A que me recuerda esto último? ;-)
Saludos
El derrotado Wellington
Si no lo has leído, te recomiendo La sombra del Águila. Otra visión, un tanto agridulce, de la campaña de Napoleón en Rusia.
Un saludo
El destrozado Picton