Capitán Feraud. Prisión militar de Sevilla. 25 de julio de 1808.
Estimada Madamme D'Hubert.
Es mi triste deber comunicarle que su esposo y mi compañero, el capitán D'Hubert, ha caído luchando valientemente por la gloria del Imperio. El capitán D'Hubert se lanzó animosamente al frente de sus hombres sobre las posiciones ocupadas por los españoles. A pesar de que consiguió hacerles retroceder, la aplastante superioridad de nuestros enemigos acabó con nuestras valientes fuerzas. Nada pudimos hacer para romper el cerco que nuestros enemigos habían conseguido tejer entorno a nuestro ejército. Su cuerpo yace cerca de un pequeño poblado llamado Bailén. Fue un triste día para las armas francesas el 19 de julio de 1808.
Su fiel servidor.
Comentarios
Desde entonces se supo de la vulnerabilidad de la maquinaria bélica invencible mandada por el primer dictador moderno.
Si la amarga derrota de Trafalgar -en especial para España- fue solventada por el autoproclamado emperador Napoleón con la casi inmediata (y magistral) victoria de Austerlitz, el éxito de las armas españolas en Bailén, por inesperado e inaudito, proclamó en cambio como una verdad universal que era posible resistir aquel torbellino que bajo capa de extender la revolución y sus principios abstractos e impracticables quería imponer otra dominación francesa.
http://vivelempereur.blogspot.com/